Nuevo año, nuevos sueños
Ya han quedado atrás los villancicos, los polvorones y las reuniones familiares. Durante las fechas navideñas muchos de los niños de los hogares de Nuevo Futuro se han encontrado con sus padres, tíos o abuelos, según el régimen de visitas que regula sus encuentros. Aunque no poseen una familia normalizada capaz de edificar un entorno estable y nutricio que les ayude a crecer seguros, ellas forman parte de su vida, de su historia. Los cimientos familiares sobre los que se apoya un niño que ha llegado a Nuevo Futuro no le pueden sostener aquí y ahora y necesitan ser reforzados. Al mismo tiempo, él precisa construir un relato que aporte sosiego y coherencia a las particularidades de su existencia, pudiendo rescatar lo positivo de su historia familiar y mantener los lazos significativos. ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Cómo será mi futuro? Son preguntas que, quizás, están más presentes en las mentes de los niños de Nuevo Futuro que en las de muchos de sus compañeros de colegio.
A la vez, un buen número de menores han permanecido en los hogares porque carecen de familia viva o porque sus padres cumplen penas privativas de libertad o porque existe una orden expresa que impide a los progenitores acercarse a sus hijos… Su situación es muy complicada, es cierto. Pero en Nuevo Futuro hemos intentado que ellos también tuvieran un espacio para vivir sorpresas, veladas con ternura y despertares con olor a pan tostado y chocolate caliente. Si algo define a los educadores de nuestra Asociación es su gran capacidad para unir calidad humana y exigencia profesional.
Sin embargo, tampoco en estas fechas se han detenido los ingresos de menores en carácter de urgencia -por grave desamparo o alto riesgo físico o psíquico-. Ante la llegada de un nuevo niño, los educadores han ido preparando a todos los miembros del hogar para acoger al compañero con calor suficiente y rebajar la tensión de a incertidumbre del recién llegado. Es un momento muy delicado donde las miradas de aprobación y los gestos de bienvenida más sutiles son decisivos. Un nuevo niño inicia una nueva vida en un nuevo hogar. Esta es la base del trabajo de Nuevo Futuro, un modelo de gestión pionero que rompió, hace 47 años, con los hospicios, asilos e internados caracterizados por la masificación. La vida en nuestros hogares intenta lograr la naturalidad, libertad de movimientos y vida familiar normalizada que favorece el desarrollo integral de la persona. Por eso, en este contexto, el recién llegado se suele insertar con facilidad, desarrollando sentimientos de pertenencia y alejándose de la idea de ser un mero habitante de paso, una cifra cosificada. Y así, los deseos y expectativas del niño se renovarán y los educadores tratarán de sostenerlas en una convivencia capaz de reforzar su autonomía e independencia personal, su capacidad de autocontrol, el desarrollo de habilidades sociales, su vida escolar… su resiliencia y su autoestima. Todo lo necesario para dar alas a sus sueños.