En el Día Mundial de la Infancia, nuestra Asociación quiere visibilizar el proyecto en el que está trabajando para impulsar el acogimiento familiar desde sus hogares y centros, destacando la labor de los equipos educativos como eje vertebrador.
Con la puesta en marcha de este programa, desde Nuevo Futuro tenemos como objetivo acercarnos a las familias del entorno de nuestros hogares y sensibilizarlas sobre la realidad de los niños/as que viven en nuestros centros y de la necesidad de contar con personas que les ofrezcan un entorno protector a través del acogimiento familiar o de diferentes programas de familias colaboradoras. Para ello, contamos con un equipo de profesionales capacitados y formados para que puedan acompañarlas en todo el proceso. Asimismo, para tal fin, estamos cooperando con asociaciones de acogimiento familiar y de familias colaboradoras.
Tal y como señala Miriam Poole, directora general de nuestra Asociación, “el programa de impulso del acogimiento familiar de Nuevo Futuro parte de la inquietud de los profesionales de la entidad y de nuestra preocupación por que algunos niños, niñas y adolescentes no puedan tener, en muchos casos, un referente familiar y estable en sus vidas”. Y añade, “si buscamos promover la medida del acogimiento familiar, tenemos que contar con los educadores y las educadoras que atienden a la infancia y adolescencia en los centros, ya que son los profesionales que conocen las circunstancias de estos niños/as y sus necesidades”.
El perfil mayoritario de la infancia que reside en los centros de protección es el de adolescentes con necesidades complejas y con pocas expectativas de un retorno a sus familias o de acceso a un acogimiento familiar. Es, por tanto, el colectivo infantil en mayor desventaja social al no contar con un núcleo familiar durante su desarrollo y, además en la mayoría de los casos, presentan un grave daño emocional como consecuencia de las carencias vividas. Unido a esto, el estigma asociado a vivir en un centro de protección dificulta aún más la posibilidad de ser acogidos por una familia.
Para los más de 17.000 niños, niñas y adolescentes que crecen con una medida de protección en acogimiento residencial en España, los centros son, en la mayoría de los casos, su única alternativa de hogar; y los educadores/as que trabajan en estos recursos son, por tanto, las personas que están realmente vinculadas con la infancia y adolescencia que vive en ellos.
En definitiva, para Miriam Poole, “las entidades que hasta ahora hemos trabajado atendiendo a la infancia en centros de protección tenemos la importante misión de promover el paso al acogimiento familiar y de visibilizar al colectivo que atendemos, así como sus necesidades, buscando referentes familiares y emocionales estables, y ofreciendo apoyo, asesoramiento y seguimiento a todas las partes implicadas en esta medida”.